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miércoles, 31 de octubre de 2012

El Postre


Por Luis Lorenzo

Él está de espaldas a mi sentado en el borde de la mesa de pino del salón. Nunca me habría imaginado que el terminara en mi casa y menos aún que se me pasaran por la cabeza los pensamientos que en estos momentos tengo. Simplemente lo había considerado un amigo, alguien con quien compartir un café, una tarde en una terraza, una noche de copas, una cena,... pero nada más. Y ahora, sin embargo, me encuentro observando su espalda sin poder apartar los ojos de su torso desnudo. Yo que siempre he sido tan precavida y cauta, me he sorprendido a mi misma cuando, sin querer, le he lanzado a la camisa que llevaba la taza de café que le he preparado después de cenar sólo por tener una escusa de verlo semidesnudo.

Cuando hace varios días atrás le invite a mi casa no creía que deseara llevarlo a mi habitación y sin dejar que pudiese reaccionar ni tan siquiera un segundo probar el néctar que contiene su boca y para que me hiciera suya salvajemente. Sí, pensándolo fríamente necesito un hombre en mi vida, llevo un tiempo sin estar con nadie, podría decirse que ando algo desesperada..., pero ¿por qué con el ahora?  Reconozco que siempre me ha gustado un poco, pero nunca me había imaginado con él hasta esta tarde cuando ha aparecido en la puerta de mi casa con esos vaqueros desgastados que sabe que tanto me gustan y con una camisa ajustada que nunca le había visto marcándole cada músculo de su torso.  Entonces, si me apetece disfrutar con él, ¿por qué me lo planteo tanto y no me dejo llevar y que suceda lo que suceda?

"Pues sí, como diría Sandra, me tengo que soltar mas la melena... Hoy va a ser el día y que suceda lo que sea."- Me coloco bien el sujetador y el vestido para que el primero quede en su lugar  realzando mis pechos y el segundo muestre más. Por suerte, hoy me he puesto algo más cómoda y en lugar de llevar como habitualmente tacones llevo unas manoletinas.  Disimuladamente me voy acercando a él sin hacer apenas ruido y le rodeo con mis brazos por la cintura dándole un beso en la mejilla, apretando con mis senos ligeramente su espalda y diciendo...-¡Sorpresa! Perdona por el manchón de la camisa, no era mi intención...- poniendo mi mejor cara de niña buena.

Noto como sorprendido se ruboriza pero no se desembaraza de mi abrazo y eso me anima aun más a seguir con lo que me he propuesto que no es otra cosa que tener una noche loca con él.  Sin girar la cabeza para que crea que no he notado como su cara ha cambiado su tonalidad a un rojo un poco mas intenso me dice que no pasa nada, que son cosas que pasan y le puede suceder a todo el mundo.-Gracias- le contesto y aprovechando la situación  le abrazo un poco mas fuerte para que note bien mis pechos en su desnuda espalda. Al intentar darle otro beso en la mejilla la gira rápidamente la cabeza y nuestros labios por un suspiro se rozan. En ese instante él ha dado el paso definitivo, yo debería deshacer el lazo que he hecho con mis brazos en su cintura, si en realidad no quisiese hacer nada con él, pero estoy decidida de ir hasta el final, por lo que, aun conociendo a que me va a llevar mi decisión, mantengo mis manos entrelazadas en la misma posición.

En ese momento él se gira ciento ochenta grados y se queda enfrente mía mirándome directamente a los ojos.  Sin apenas tiempo a decir nada él se lanza a por mi boca como si la vida le fuese en ello. En el momento que nuestros labios se tocan, la fuerza  con la que ha iniciado, en un principio, el movimiento se convierte en el momento del contacto en dulzura y pasión. El entreabre un poco la boca a la vez que la mía se deja llevar por su movimiento e introduce la punta de su lengua hasta tocar con la mía y comienza un pequeño juego entre ellas que me hace tener más ganas de él.  Sus brazos rodean mi cintura y una de sus manos acaricia mi espalda.

Al notar su contacto, sus brazos tensos agarrándome, su carnosa boca presionando dulcemente mis labios, su cálido aliento alimentando el mío y su lengua buscando incesablemente la mía, siento como el calor inunda cada centímetro de mi cuerpo. Quiero que me haga suya, notarlo dentro de mí, no me importan  las consecuencias que pueda acarrear, solo quiero que los dos nos dejemos llevar por la situación y nos abandonemos a la lujuria.

Me libero de su agarre y doy tres pasos hacia atrás. Juego un poco con él obligando a que se levante si quiere volver a acercarse a mí. Lo hace. Quiere que esto suceda tanto o más que yo. Nos volvemos a besar, esta vez con urgencia, como si fuera el último día de nuestras vidas. Al hacerlo me curvo un poco hacia atrás y hago que él se apoye un poco en mí notando su miembro endurecido. Esto hace que comience a notarme algo más húmeda. Una de sus manos me agarra por la espalda sujetándome. La otra me ha cogido por sorpresa un pecho. Al notar el contacto me sobresalto, pero por una décima de segundo, al instante me dejo hacer. Mis manos están aferradas en su trasero apretando su cuerpo hacia mí. Quiero llevármelo a la cama. Necesito conducirlo hacia ella, pero me quedo quieta unos segundos más notando como su urgencia se une a la mía y nos convertimos en dos animales en celo.

De pronto el para de besarme y recorrerme con sus manos todo el cuerpo.  Se queda parado a centímetros de mí y me dice que nos vayamos a mi habitación si no quiero que me folle allí mismo. Si por el fuera estoy segura que me empujaría hacia la mesa, me subiría el vestido y sin contemplaciones echaría a un lado el pequeño  hilo que llevo como tanga para penetrarme hasta derramarse dentro de mí. Estoy tentada a dejarle hacer a rendirme por un sexo salvaje y primitivo. Pero si dejo hacer lo que él quiere puede que me quede a medias, que no llegue al clímax y todo lo que espero de este momento se caiga como un castillo de naipes y comiencen las disculpas, los lamentos y las escusas. Y la verdad no me apetece llegar a ese punto.

Le cojo de la mano y sin decir palabra le meto en la habitación empujándole hacia la cama. Cae boca arriba con los brazos extendidos en cruz mirándome alternativamente a los ojos y a los pechos. Quiere desnudarme ya. Pero, ahora lo tengo a mi merced, espero unos segundos mas fuera de su alcance así me deseara aun más de lo que me desea ahora. Son unos segundos interminables para los dos. Ya puedo hacer con él lo que quiera. Soy su dueña para unas horas.

Me tiro encima de él con las piernas entreabiertas para que las suyas queden dentro de las mías y vuelvo a colapsar su boca con un beso húmedo y pasional. Su miembro  vuelve a encenderse y noto como crece dentro de su pantalón. Eso me hace continuar y excitarme aún más. Me agarra el culo con ambas manos por debajo del vestido. Comienzo a moverme para delante y atrás. Tengo mi sexo ardiendo y la parte delantera de mi tanga está completamente húmeda. Una de sus manos se resbala intencionadamente hacia abajo buscando mi vagina.  Dejo de besarle, le cojo la mano y le susurro al oído mientras sigo moviéndome, -aun no, no quieras descubrir todo antes de tiempo- y le muerdo el lóbulo de la oreja. Bajo a su cuello, comienzo a besarle y  a darle mordiscos suaves, su piel se eriza y comienza a respirar más fuerte. Cada vez le noto mas caliente y eso me estimula.

De pronto el asume el control. Se incorpora. Ponemos nuestras caras frente a frente y agarrándome por la cintura me da la vuelta haciendo que mi espalda toque la cama.  Comienza a besarme en la boca, pero por poco tiempo, desea conocer todo mi cuerpo así que baja a mi cuello, lo besa y lo acaricia con su lengua para que mi excitación sea máxima. Vuelvo a mover mis caderas  y él acompasa su movimiento al mío.

Siento como desea desgarrar mi vestido para, acto seguido, arrancar mi sujetador y mi tanga.  Pero le acerco más a mí metiendo la mano por dentro de su pantalón. Él coge el tirante de mi vestido y mi sujetador y los echa a un lado para abrirse camino a mis pechos. El vestido ya me llega por la cintura. Al darse cuenta cambia de táctica y en un suspiro me quita el vestido sacándolo por encima de mi cabeza. Este movimiento hace que me incorpore y aprovecha para desabrocharme el sujetador con una sola mano. Yo termino el trabajo quitándome el sujetador completamente y lanzándolo  a  cualquier lugar. Se queda colgando el pomo de la puerta. Ya con los senos  al aire volvemos a unir nuestros cuerpos. Cada vez hace más calor en la habitación. La temperatura de nuestros cuerpos caldea tanto la habitación que la sensación es como la de estar al lado de una hoguera en un día frío. Sientes como te abrasa el cuerpo pero es agradable. Le desabrocho el cinturón y le quito el pantalón.

Ya está como yo prácticamente en cueros. Me fijo en el bulto que esconden sus boxers Emporio Armani y comienzo a salivar. Tengo ganas de comerme lo que ahí esconde. Le agarro su miembro totalmente hinchado y un gemido de placer se escapa de su boca. Me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Acto seguido de abalanza de nuevo hacia mi. Esta vez estoy bien preparada y subo mis piernas entrecruzándoselas en su espalda. Mi sexo desea tenerle dentro, que se introduzca hasta el fondo y que se derrame dentro de mí, pero aun llevo el tanga puesto. "Que me lo quite ya"- pienso.

Al momento como si leyera mi pensamiento me quita el tanga de un plumazo. Por suerte me había depilado días antes y estoy dispuesta a recibirle.  Me abre un poco las piernas y se queda observando, hipnotizado, mis labios. Adelanta su mano lentamente como si tuviese miedo a que le rechazase. Pero si lo estoy deseando... Ven a mí. En cuanto sus dedos rozan mi sexo me abalanzo a por él. Siento como busca mi clítoris y comienza a masajearlo mientras le beso entre jadeo y jadeo. Estoy mojadísima, excitada y deseosa de que me penetre. Le susurro al oído que me folle, que quiero notarlo dentro de mí. Se quita los boxers y le indico con un gesto que en el cajón de mi mesilla están los condones. 

Va a por ellos y me deja un resquicio libre. En ese instante aprovecho  y le agarro su miembro. Está tan duro como una piedra. Sin apenas dejarle tiempo a que se recomponga de la sorpresa me lo introduzco en la boca y comienzo a comérselo. Por un momento se queda paralizado sin saber que hacer. No se esperaba que tomase la iniciativa de ese modo. Segundos después coge con cuidado mi cabeza con las manos y acomoda el movimiento de sus caderas al de mi cabeza. Noto su excitación y me excito yo aun más. Quito mi mano que  ayudaba a mi boca para acariciarme el clítoris y dejo que mi boca haga todo el trabajo. Él sigue, prácticamente, con la misma postura con la que le he sorprendido, de pie con una pierna recogida con la rodilla apoyada en la cama y la otra extendida y con el pie en el suelo. Baja la cabeza y me observa como lo hago. Quita mi mano de mi sexo y comienza a tocarme.  Creo que como no pare al final se va a derramar en mi boca. No me desagradaría que lo hiciera pero no quiero que termine tan pronto.

Me saco su pene de la boca y alargo la mano libre al cajón de la mesilla que ha dejado abierto. Cojo la caja de condones y saco uno. Lo abro y se lo pongo. Ya está preparado para la acción. Me tumbo con las piernas completamente abiertas y espero que me penetre. Se coloca delante de mí  de rodillas y con una mano se asegura donde está la entrada a mi vagina. Cuando lo hace, guía a su miembro hacia el agujero. Al entrar dentro de mí me estremezco y mi respiración se entrecorta unos segundos. Por fin lo tengo dentro de mí. Noto como cada milímetro de él va ocupando mi vagina rozando cada una de sus paredes. Me agarro a su espalda y lo atraigo para mí. El comienza a moverse hacia delante y hacia atrás despacio como si quisiese  explorar con su pene cada resquicio de mi interior. Nos  besamos mientras el sigue moviéndose y haciéndome arder por dentro.

De pronto él se incorpora y saca lentamente su pene casi por completo.  No es posible que se haya ido tan pronto. Si  he intentado llevar los tiempos para que esto no suceda. Entonces  me embiste con fuerza y dejo escapar demasiado alto un gemido. Ha entrado tan profundo que creo que me ha partido en dos. Lo repite varias veces haciendo que me excite hasta unos límites insospechados. De lo húmeda que estoy creo que he orinado. Pero no, es flujo vaginal, mi cuerpo reacciona bien a su juego.  Se vuelve a parar y me sonrie. Quiere escaparse de nuevo pero descubro su jugada y  cierro mis piernas en torno a él empujándolo hacia mí haciendo que me penetre. Ahora no te escapas chaval. Se deja llevar y coloca casi todo su peso encima de mí. Me corta la respiración, pero me encanta tenerlo encima. Me besa y empieza a mover sus caderas hacia delante y atrás nuevamente. Intercala movimientos rápidos con otros mas lentos mientras me besa intermitentemente.  Mis gemidos de placer se unen a sus jadeos. Somos presa de nuestros instintos y nos dejamos llevar. 

Ya más caliente me apetece tomar el control y sea yo la que dirija. Cambiamos de postura. Esta vez me coloco yo encima. Se la cojo y la introduzco dentro de mí. Me encanta sentirla dentro y aun más tan dura como la tiene. Abro un poco los labios de mi sexo para que mi clítoris entre en contacto con su piel por completo y el roce me excite más. Comienzo a moverme para delante y atrás. El agarra mis caderas para sujetarme y sigue mis movimientos. Se incorpora un poco y me comienza a mordisquear mis pezones. Mis jadeos comienzan a ser más audibles a la vez que mis caderas se mueven con más rapidez. Siento como un hormigueo comienza a recorrer mi cuerpo. Me lleva hasta el y hace que me tumbe encima suya. Se levantan levemente mis caderas y comienza el a penetrarme con fuerza y velocidad. El hormigueo por todo mi cuerpo es mucho mas intenso. Creo que voy a explotar de placer y no quiero que pare. Le agarro con fuerza. Mi corazón va a mil por hora y el suyo también. Su cuerpo me embiste con fuerza y golpea el fondo de mi vagina con la punta. Mi clítoris está completamente inflamado y pequeños espasmos se suceden en él que se transfieren a mi como mini terremotos. Estoy a punto de correrme, solo espero que el aguante unos minutos más. Quiero que se vaya dentro de mi, que expulse su semen y se derrame mientras aun me esta penetrando. Sus jadeos son casi tan sonoros como los míos. Voy a explotar y él lo va a hacer conmigo. Sus movimientos son mas veloces está prácticamente arqueado  golpeándome una y otra vez. Noto como una corriente eléctrica procedente de mi clítoris se propaga por todo mi cuerpo haciéndome gritar de placer y me derramo. Segundos después él hace lo mismo. Comenzamos a pararnos poco a poco. Yo aún noto como mi cuerpo se estremece. Me quedo un momento tirada sin capaz de moverme encima de él.

Una vez mas relajados me coloco a su lado sin, apenas, fuerzas y nos quedamos los dos disfrutando el momento con mi cabeza en su pecho y su brazo rodeándome y acariciándome el pelo hasta que nos dormimos.



Colaboracion por Luis Lorenzo Un Rincon Olvidado

1 comentarios:

PurpleBlacker dijo...

Demasiada descripcion para mi gusto. hay aue ir mas al grano jajajaja

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